viernes, 9 de noviembre de 2018

El vampiro estelar

El relato nos presenta a Robert Harrison Blake, un joven escritor de literatura  de terror, que cuyos relatos no eran muy populares y no le hacían ganar mucho dinero, asi que se fue con el deseo de experimentar situaciones en las que pueda sentir un auténtico terror para así poder plasmarlo en sus historias. Tras adquirir un ejemplar de De Vermis Mysteriis (el libro de un antiguo brujo que se decia que en su guarida habitaban toda clase de monstruos que aterrorizaban a los habitantes de su aldea y que por elo el brujo fue condenado a muerte, y la gran sorpresa de los guardias era lo que encontraron en la guarida del brujo al entrar dentro de ella, solo estaba el libro) se traslada a Providence para visitar a un erudito con el que mantenía correspondencia y por el cual se había iniciado en temas esotéricos. Juntos, inician la traducción del voluminoso tomo y, al principio el erudito no quería leerlo, temía que pasara algo pero al final su amigo Robert lo convence para que lo lea, al principio le traduce a su amigo el texto con pavor, pero a medida que avanza mas habla en voz baja y se va encantando con el contenido de dicho libro, al final la traducción se queda para si solo y con una mirada de demente, el erudito logra invocar a un ser de otro mundo, y Robert contempla a su amigo tomando posturas estrañas, posturas que un humano no podría hacer,  a menos que estuviese... muerto
 ...Junto a la ventana, en el rincón, se hizo visible un resplandor rojizo.... sangriento. Muy despacio, pero en forma contigua, la silueta de la Presencia fue perfilándose cada vez más, a medida que la sangre iba llenando la trama de la invisible entidad de las estrellas. Era una inmensidad de gelatina palpitante, húmeda y roja, una burbuja escarlata con miles de apéndices, unas bocas que se abrían y cerraban con horrible codicia... Era una cosa hinchada y obscena, un bulto sin cabeza, sin rostro, sin ojos, una especie de buche ávido, dotado de garras, que había brotado del cielo estelar. La sangre humana con la que se había nutrido revelaba ahora los contornos del comensal. No era espectáculo para presenciarlo un humano. Era un vampiro estelar, los vampiros estelares son unos horrores amorfos carentes de rostro cuya única facción reconocible es su enorme y pavorosa boca, repleta de afilados colmillos. Su cuerpo está repleto de unos musculosos tentáculos lo suficientemente fuertes para aplastar a un hombre y acabados en unas ventosas que utiliza para drenar la sangre de sus víctimas. Suelen permanecer invisibles y solo toman consistencia una vez que ya se han alimentado. El escritor estaba aterrorizado, pero el mostruo cuando lo vio solo se rio y desapareció misteriosamente dejando el cadaver del erudito en el suelo.
Aunque a Robert Harrison no le pasara nada este hecho lo marcó para siempre.
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